“Es un acuerdo que puede ser replicado en muchos países y parte de la solución estructural”, ha prometido
“Podemos decir con orgullo que se está convirtiendo en un modelo”, ha dicho, aludiendo al hecho de que 15 naciones europeas, “la mayoría de los 27” estados miembros, han hecho un llamamiento a la Comisión Europea para pedir que la UE externalice la política de migración y asilo. “Incluso Alemania, gobernada por los socialistas, ha dicho, en palabras de su ministro del Interior, que lo observa con interés”, ha presumido.
El acuerdo con Albania establece la construcción de dos centros de jurisdicción italiana en el país, aspirante a entrar en la UE, para que Roma lleve allí a miles de migrantes rescatados en el mar por las naves militares italianas, no los que son rescatados por las oenegés. La estructura del puerto de Shëngjin (en el norte del país) será para los primeros procedimientos de desembarco e identificación, mientras que a una veintena de kilómetros al interior, en Gjadër, habrá un centro de detención y repatriación. Debían estar operativos ya el pasado 20 de mayo, pero debido a retrasos por “problemas en el terreno” del centro de Gjadër comenzarán a funcionar el 1 de agosto, prometió Meloni. Dentro de los centros operará personal y policía italiana, mientras que los agentes albaneses se ocuparán de vigilar las áreas exteriores.
Según el protocolo firmado entre Rama y Meloni, podrán albergar hasta 3.000 personas al mismo tiempo –1.000 al principio–, unas 36.000 al año. A cambio, Tirana espera que Roma se convierta en el mejor patrocinador “abogado” –ha indicado Rama– de su causa para entrar en el club comunitario.
Una de las grandes críticas que se ha hecho en Italia a esta cuestión –además de las dudas sobre el respeto del derecho internacional–, es el alto coste que supone para las arcas italianas. Meloni ha indicado que estos centros costarán 670 millones de euros en cinco años, es decir, 134 millones de euros al año. “Supone el 7,5% de lo que gastamos en acogida en el territorio nacional”, ha defendido la líder ultraderechista, argumentando que “no supone un coste extra porque ya los habríamos tenido que gastar igualmente para la acogida en Italia”.
A su juicio, estos centros tendrán además un efecto disuasorio sobre los migrantes que quieran cruzar el Mediterráneo hacia Italia. Además, el Ministerio del Interior italiano ha anunciado un concurso de 13,5 millones de euros para alquilar un ferry durante tres meses para llevar a hasta 300 migrantes de Lampedusa a Shëngjin, tres o cuatro viajes al mes de ida y vuelta.
“Los retrasos son debido a que queremos hacer las cosas bien, porque si lo que hemos imaginado funciona, inauguramos una fase completamente nueva en la gestión del problema migratorio”, ha asegurado Meloni, cuyo partido siempre ha defendido el rechazo a la acogida. “Es un pacto que puede ser replicado en muchos países y puede ser parte de la solución estructural de la UE”, ha apostillado. Pese a las preocupaciones de las organizaciones humanitarias, Bruselas no ha puesto problemas en este asunto a Meloni, que desde que es primera ministra italiana ha pasado de defender un bloqueo naval a liderar pactos con naciones extracomunitarias, como Túnez o Albania, para combatir la inmigración.